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sábado, 6 de julio de 2013

Aprendimos a llorar en silencio.

Tras las caidas siempre nos acabamos levantando, pero y ¿cuando no caemos todo el rato? las magulladuras nos impiden volver a levantarnos de nuevo, nos tiemblan las piernas, las lagrimas no salen porque ya todas se fueron. Podemos decir que ahora lloramos en silencio, con el corazón.
Malas rachas, quizas sea eso pero una tras otra sin que la buena aparezca.



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