Vamos dejando atrás la locura pero... no porque nos obliguemos a nosotros mismos, sino que... ya no nos divierte y no nos aporta esa euforia, quizás se nos queden pequeñas o es hora de tranquilizarnos, sentarnos y observar el bello paisaje que nos rodea.
Quizás solo estemos cansados, o tal vez necesitemos un lugar al que llamar hogar y que no se mueva, ni sea temporal.
Unas etapas terminan y otras comienzan.
Ojala solo pudiéramos quedarnos en una, pero la vida cambia y nosotros con ella.
Tenemos que aprender a decir adiós y al mismo tiempo hola, sin dejar de cerrar la puerta para poder darle una oportunidad a lo desconocido.
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