A un metro de distancia, veo uno de esos pequeños bares de carretera, llenos de historias que pueden arropar a cualquier viajero desdichado.
A mi derecha, un hombre alto y corpulento se aferra a una botella de un viejo whisky, como si fuera su única compañera desde hace ya un tiempo .
Aparto la vista y a mi izquierda dos viejas amigas se abrazan y se creen las reinas de la libertad.
Y aquí esta el mejor ejemplo de lo que es vivir, o fracasas, o ganas.
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