Esto va dedicado a toda esa gente, esa gente que cogió sus cuatro pertenecías, que salieron por esa puerta, esa puerta que tanto les paro los pies, miraron bien alto, sonrieron a sus enemigos y... echaron a volar, volaron sin rumbo, hacia un destino bañado de misterio, pero no importaba a donde iban. Importaba que eran libres, que su vida les pertenecía completamente, que el aire, el mar, las montañas... eran suyos.
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